HISTORIA DEL VOTO FEMENINO.-

Los sufragistas fueron a menudo miembros de diferentes asociaciones con el mismo objetivo, pero usando diferentes tácticas; por ejemplo, las sufragistas británicas se caracterizaban por un tipo de defensa más combativa. En otros países el sufragio femenino se logró desde las instituciones del estado mediante leyes que fueron impulsadas directamente por mujeres en la política como el caso de España con Clara Campoamor, Argentina con Eva Perón o México con Elvia Carrillo Puerto.
Los principales objetivos del movimiento feminista siguieron siendo los mismos: la incorporación de la mujer al trabajo durante la I Guerra Mundial, derecho de voto, la mejora de la educación, la capacitación profesional y la apertura de nuevos horizontes laborales, la equiparación de sexos en la familia como medio de evitar la subordinación de la mujer y la doble moral sexual. La gran novedad vino de la amplia movilización colectiva que supo dirigir el movimiento sufragista en determinados países.
El sufragio femenino ha sido aprobado (y revocado) varias veces en distintos países del mundo. En algunos países como Estados Unidos o Sudáfrica el sufragio femenino se ha autorizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste a los hombres y mujeres europeos, aún se les seguía negando el derecho a votar a hombres y mujeres de otras etnias. No obstante, en la mayoría de países el sufragio femenino ha sido el que ha llevado al universal.
- En 1776 en Nueva Jersey se autorizó accidentalmente el primer sufragio femenino (se usó la palabra «personas» en vez de «hombres»), pero se abolió en 1807.
- En 1838 se aprobó el sufragio femenino (con las mismas características propias que el masculino) en las islas Pitcairn.
- En la segunda mitad del siglo XIX, varios países y estados reconocieron un tipo de sufragio femenino restringido empezando por Australia del Sur en 1861.
- En 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE.UU. donde se instauró el «sufragio igual» (sin diferencias de género) aunque no el sufragio universal (no podían votar hombres ni mujeres de piel oscura).
- En 1893 se aprobó en Nueva Zelanda el primer sufragio femenino sin restricciones, gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard. De todos modos a las mujeres sólo se les permitía votar pero no presentarse a elecciones. Las boletas femeninas de votación se adoptaron apenas semanas antes de las elecciones generales. Solo desde 1919 las neozelandesas obtuvieron el derecho a ser elegidas para un cargo político.
- El primer estado en ofrecer el sufragio universal (y también permitir a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento) fue Australia del Sur en 1902 (según otros en 1894) y Tasmania en 1903.
- En Europa las mujeres pudieron ejercer su derecho a voto por primera vez en Finlandia (entonces una región del Imperio Ruso), en 1907, llegando a ocupar incluso escaños en el parlamento (primer caso en el mundo). Le siguieron pocos años después Noruega y Suecia.
- El primer país en América Latina en aprobar el sufragio femenino fue Uruguay. El sufragio femenino fue emitido por primera vez en 1927, en el Plebiscito de Cerro Chato.
- En España, el derecho al voto de las mujeres fue reconocido en la Constitución de 1931, y la primera vez que pudieron ejercer ese derecho fue en las elecciones generales de noviembre de 1933. La dictadura de Franco anuló el sufragio femenino y las elecciones libres. El voto femenino y las elecciones libres se volvieron a ejercer en 1976 durante la Transición Española.

La legislación internacional reconoció el sufragio femenino a través de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En 1948, las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 21 declara:
- Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
- Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
- La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto
La Convención sobre los derechos políticos de la mujer (Convention on the Political Rights of Women) fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución 640 (VII), de 20 de diciembre de 1952 y entró en vigencia el 7 de julio de 1954, basándose en el Artículo 21 de la Declaración de Derechos Humanos y explicitando el derecho de las mujeres al voto y su acceso a cargos públicos. En su Artículo I, la convención dispone:
Las mujeres tendrán derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna.
HISTORIA DEL VOTO DE LA MUJER EN EL SALVADOR.-

La señora Prudencia Ayala pidió amparo a la Corte Suprema de Justicia y esta se lo denegó, manifestando que no era constitucional. El temor de los votos denegados eran el que la señora Prudencia Ayala aspirara a la presidencia de la república. Solo el magistrado doctor Reyes Arrieta Rossi emitió voto favorable a la señora Prudencia Ayala quien tenía derecho a solicitar el amparo ante la Corte.
La Historia de El Salvador, Tomo II, expresa: “No es de sorprender entonces que cundiera la alarma ante la solicitud de doña Prudencia, en un periodo en que los enfrentamientos electorales se estaban poniendo muy candentes y no se tenía idea de las simpatías políticas del numeroso contingente de mujeres. Solo en el artículo 21 de la Constitución de 1939 (bajo el gobierno del General Hernández Martínez) se reconoció expresamente que la mujer tenía el derecho al voto, indicando que su ejercicio sería determinado por la Ley Electoral. Esta, a su vez, decía que para ser calificada como ciudadana la mujer si era casada debía ser mayor de 25 años, y si era soltera, de 30. En ambos casos debía haber aprobado la primaria. Las mujeres con títulos profesionales podían ser inscritas con solo la mayoría de edad.
Entonces, desde 1939, a la mujer salvadoreña se le concedió la ciudadanía pero con límites al ejercicio de su voto. Al hombre, en cambio, solo se le venía exigiendo el ser mayor de 18 años. La situación no varió en la Constitución de 1944 ni en la ley electoral de ese año. Al caer el general Hernández Martínez y restablecerse la Constitución de 1886, se produjo mucha confusión al respecto, aunque un decreto relativo a las elecciones anunciadas para enero de 1945 estableció las mismas condiciones de la Constitución de 1939 para el voto femenino. Esa situación quedó confirmada por la Constituyente de 1945 y la Ley Reglamentaria de Elecciones reformada en 1946”.
Aún la progresista Constitución de 1886 expresaba que las mujeres tenían varios derechos, menos el derecho al voto.
La Historia de El Salvador mencionada anteriormente dice: “En 1939 se concedió a la mujer varios derechos, menos el derecho al voto. De tal forma puede verse que durante mucho tiempo, por razones eminentemente culturales y probablemente también en forma inconstitucional, a las salvadoreñas se les reconocía su nacionalidad pero les eran negados la ciudadanía y los derechos políticos que lleva incluidos. Cuando esta situación fue disputada por doña Prudencia Ayala, se evitó enfrentarla con un recurso jurídico disputable, pero para 1939 ya era imposible evadir más el asunto, y el voto femenino fue concedido aunque con muchas condiciones. Solo en 1950 quedó plenamente otorgado ese derecho, con absoluta igualdad al concedido a los hombres. De hecho es a partir de esas fechas que las mujeres empiezan a participar en forma masiva en la política”.
Un hecho relevante, dentro de la política, fue la participación de María de los Ángeles Miranda y su hermana, quienes acuerparon a los próceres en el Primer Grito de Independencia.
Prudencia Ayala
(Sonzacate, 28 de abril de 1885 - San Salvador, 11 de julio de 1936), escritora y activista social salvadoreña, que luchó por el reconocimiento de los derechos de la mujer en El Salvador.
Provenía de una familia de origen indígena, sus padres fueron Aurelia Ayala y Vicente Chief; cuando contaba con diez años de edad, se trasladó a la ciudad de Santa Ana, donde comenzó sus estudios primarios en el colegio de la profesora María Luisa de Cristofine, los cuales nunca pudo concluir debido a la falta de recursos económicos en su familia, por lo que desarrolló una formación autodidacta.
Aprendió el oficio de costurera y lo ejerció paralelo a sus futuras actividades. Aseguraba que tenía la capacidad de predecir el futuro mediante revelaciones de "voces misteriosas",2 3 lo cual desde luego, le daba relevancia entre sus allegados, permitiéndole ganar fama y reconocimiento pese a una improbable verdad de sus predicciones. Dicha afirmación provocó, además, críticas y burlas por parte de algunos grupos sociales.
Sus predicciones fueron publicadas en los periódicos de Santa Ana, donde la empiezan a llamar "la Sibila santaneca". En 1914 pronosticó la caída del káiser de Alemania y la entrada de los Estados Unidos en la guerra. De ahí en adelante, su nombre tomaría realce por sus planteamientos feministas y lo esotérico de su figura.
Participación Social.-
A partir de 1913 comenzó a publicar artículos de opinión en el Diario de Occidente, periódico que circulaba en la región occidental de El Salvador, donde se manifestó partidaria del anti imperialismo, el feminismo y el unionismo centroamericano, además de expresar su rechazo a la invasión norteamericana de Nicaragua. También publicó poemas en varios periódicos del país.
En 1919 fue encarcelada por criticar en una de sus columnas, al alcalde de Atiquizaya y luego, en Guatemala, fue encarcelada varios meses por acusaciones de colaborar con la planificación de un golpe de Estado. En 1921 publicó el libro "Escible. Aventuras de una viaje a Guatemala" donde narraba su viaje a ese país en los últimos meses del gobierno dictatorial de Manuel Estrada Cabrera; además publicó los libros "Inmortal, amores de loca" (1925) y "fumava mota" (1928). A finales de la década de los años 1920, ella fundó y dirigió el periódico Redención femenina, donde expresó su postura en defensa de los derechos ciudadanos de las mujeres.
Participación Política.-
En 1930, intentó postularse como candidata a la presidencia de la república, a pesar de que la legislación salvadoreña no reconocía el derecho al sufragio femenino. Su plataforma de gobierno incluía el apoyo a los sindicatos, la honradez y transparencia en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respecto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los "hijos ilegítimos" (hijos fuera del matrimonio). Se inició un debate público de argumentos jurídicos y políticos a favor y en contra de su pretensión. Uno de los defensores de su candidatura fue el filósofo, maestro, escritor y diputado Alberto Masferrer, quien escribió en el periódico Patria:
Prudencia Ayala defiende una causa justa y noble, cual es el derecho de la mujer a ser elector y ocupar altos puestos. Su programa de gobierno no es inferior en claridad, sentido práctico y sencillez, al de otros candidatos que se toman en serio.
Finalmente, su solicitud, fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia, pero el debate que siguió a su intento de postulación, dio impulso al movimiento femenino que permitió que en la Constitución de 1950, bajo la aprobación del presidente Óscar Osorio, se diera reconocimiento legal a los derechos de la mujer en El Salvador.
Prudencia Ayala murió en el 11 de julio de 1936, alejada de la palestra política, pero cerca del trabajo de masas y movimientos sociales; no se tiene constancia de su participación en el levantamiento campesino de 1932, pero se cree que colaboró con los alzados. En el centro de San Salvador, cerca de la Catedral Metropolitana, se encuentra una plaza de pequeño tamaño con el nombre de Ayala. En el sitio hay una placa que dice
Prudencia Ayala, salvadoreña de sangre indígena, precursora de la lucha por los derechos humanos de la mujer.
Existen diversas organizaciones que hace honor a su nombre, destacando la Concertación Feminista Prudencia Ayala.
En marzo de 2009, con motivo del día de la mujer, y en homenaje a Prudencia Ayala, se representó la obra de teatro Prudencia en tiempos de brujería.-
Antecedentes de la participación política de la mujer en El Salvador: el sufragio universal
El sufragio es el medio por el cual los ciudadanos participan en las decisiones políticas de un país ya sea de forma pasiva, al postularse a cargos de elección popular, o activa, eligiendo a sus representantes o votando por determinada política. Esta última modalidad del sufragio determina la población electoral, que es el grupo de personas que se encuentran habilitadas para ejercer tal derecho. En la actualidad, la población electoral responde a la universalidad del sufragio, principio que consiste en que el cuerpo electoral esté integrado por todos los ciudadanos sin discriminar a ningún sector social . La Sala de lo Constitucional ha establecido que el ejercicio del sufragio es un principio fundamental de la democracia que, entre otras características, debe ser universal; es decir, que “se reconoce a todos los miembros del cuerpo electoral, sin que pueda hacerse ninguna distinción por razón de raza, sexo, religión o cualquier otro motivo de diferenciación arbitraria” .
La existencia del principio de universalidad del sufragio deviene de un largo proceso histórico que culminó en años recientes. Por un lado, en lo que respecta al sufragio masculino, antes de 1939 la calidad de ciudadanos correspondía a “todos los salvadoreños mayores de veintiún años y de buena conducta que sean padres de familia o cabezas de casa, que sepan leer y escribir o tengan un modo de vida independiente, los mayores de dieciocho años que obtengan grados literarios y que tengan la propiedad que designa la ley” . Es hasta la Constitución de 1939, dictada bajo el régimen del presidente Martínez, cuando se excluyen los requisitos de estado familiar, educación o propiedad para otorgar la ciudadanía:
Art. 17. Son ciudadanos todos los salvadoreños mayores de dieciocho años
De allí que a partir de 1939 se universaliza el sufragio a todos los miembros del sexo masculino. No ocurre así para las mujeres, puesto que si bien se reconoce su derecho a sufragar, se le dedica una mención separada sujetándose a la ley electoral:
Art. 21. El ejercicio del derecho de sufragio por las mujeres será reglamentado en la Ley Electoral .
Si bien la Constitución de 1939 significó algún avance respecto del sufragio masculino como el femenino, el avance respecto a este último fue mínimo al limitar el sufragio de las mujeres a una ley que no posibilitó tal derecho en la práctica. Inclusive, en la misma Constitución se califica al ejercicio del sufragio activo como obligatorio, exceptuando cuando se trate de un elector del sexo femenino, lo cual confirma una distinción injustificada entre sufragio masculino y femenino:
Art. 144. El derecho de elegir es irrenunciable, y su ejercicio, obligatorio, salvo para las mujeres que es voluntario.
Luego del régimen del presidente Martínez, y transcurrido el período de transición e inestabilidad política entre 1944 y 1948, tiene lugar la llamada “Revolución del 48”, en la que un grupo de militares dan golpe de estado al gobierno del general Salvador Castaneda Castro. De este movimiento se origina la Constitución de 1950 que contiene un apartado innovador sobre derechos sociales que incluye derechos de familia, laborales y de seguridad social, culturales y de salud pública y asistencia social. La nueva dinámica constitucional, con la influencia del derecho social mexicano, también trae consigo el otorgamiento de la ciudadanía a cualquier persona sin distinción de sexo, estableciendo por primera vez el sufragio universal en El Salvador:
Art. 22. Son ciudadanos todos los salvadoreños, sin distinción de sexo, mayores de 18 años.
El nuevo orden electoral tuvo lugar en las elecciones legislativas y municipales de 1952, siendo los primeros comicios en que participaron las mujeres. Si bien su desenvolvimiento fue inicialmente atenuado, la inserción de la mujer en la política ha sido un proceso que hasta la fecha se ha desarrollado en cierta medida. Prueba de lo anterior es que en la actualidad, a excepción de la presidencia de la república, la presencia femenina se ha observado en todos los cargos de elección popular.
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